Jugando con los prismáticos: Naila Vázquez. Barcelona 2006.
Publicado el 2 Dic, 2012 - Crítica, El verde prusia - Artur Ramon - 2008
En sus ‘Jardines’, la mirada y el trazo de Moya alteran la realidad y la subvíerten a su propio criterio.
Andrés Moya (Tomelloso, 1964) vuelve, tras cuatro años, a la galería Artur Ramon con una muestra individual que aúna sus conocidas panorámicas de Barcelona con una serie botánica extraída de jardines de la ciudad. Los grandes óleos sobre madera ó lienzo retratan una ciudad figurativa, llena de detalles diminutos, con pinceladas finas y precisas. La mirada aquí se centra en la zona poruaria: grandes barcos, grúas y contenedores envueltos por partida doble en un azul mortecino. Ese tono característico de las embrutecídas aguas del puerto y ese cielo que se ciñe a los límites de la ciudad con un color agridulce que duele al mirar. Estos son los paisajes de «
Puerta trasera» o de «
Tierra, mar y cielo«. Avivando la paleta encontramos
«Dos miradas».
«Barcelona norte», un pliegue a partir del paseo Colón por el que a derecha quedan la playa y el mar y a la izquierda una gran dársena con un impresionante barco en construcción o reparación. Un poco más lejos da puerto. el manchego encuentra
«Barcelona desde el Jardín Botánico» con un diminuto hotel Hesperia Tower a la derecha. Llama la atención la parte baja del lienzo. lo que queda a los pies del artista: blanco, sin pintar. Moya se inmiscuye en esta y otras obras en un estilo figurativo metalingüístico o una especie de
work in progress. Véase el lienzo
«Restauración de edificio» que a primera vista parece una panorámica del revés pero que, al mirar con atención. se descubren dos primeros edificios de viviendas, trazados en forma de cuadrícula, que se que quedan en blanco a medida que se acercan al suelo. Algo parecido ocurre con
«Barcelona—Sarriá», un puzzle preciosista incompleto en el que la parte baja del lienzo se sustituye por un vacío total. La mirada se fija en el horizonte para dilucidar dos mitades: por una parte el cielo y por otra, una panorámica de edificios y palmeras que flotan irregulares sobre la nada.
Si Julià Guillamon describía las obras del artista como el juego de un niño mirando con los prismáticos al revés, empequeñeciendo, nos adscribimos al zoom con el que Emili Manzano describe las obras “botánicas”. En la serie
«Jardínes» encontramos cuatro jardines para nada al uso. No se trata de verdes panorámicas sino de fragmentos descontextualizados. Geranios, helechos, aloes y hasta algún abeto enmarañados sobre un fondo incoloroo. Una vez más, la mirada y el trazo de Moya alteran la realidad, la subvierten a su propio criterio prescindiendo del contexto para ofrecer sólo lo fundamental: el estallido del verde y sus formas. A nadie se le escapa que no se trata de un entorno natural y que no son plantas que acostumbren a crecer en una misma zona. Son plantas características de nuestras terrazas, jardines, incluso en algunos de los lienzos se adivinan o se ven claramente sus tiestos.
Naila Vázquez
Barcelona 2006
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